Se cumplen ahora 75 años de la llegada de los exiliados de 1939 españoles a México y entre el sinfín de celebraciones que se dedicarán a la efeméride, una pequeña pero reveladora exposición en el Instituto de estudios Mexicanos recuerda aquel utópico episodio en el que dos enormes edificios destartalados en Marsella, en plena Francia de Vichy, sirvieron de hogar y antesala del exilio a centenares de españoles. Gilberto Bosques plantó la bandera de su país en aquellos caserones y los convirtió en territorio mexicano a salvo (no siempre, la verdad sea dicha) de las incursiones de la policía y el ejército. Aquellos refugiados tomaron fotos de toda su peripecia y elaboraron unos cuadernos –con extensos pies de foto incluidos- que entregaron a su protector en agradecimiento. Ahora, muchas de esas instantáneas conforman el recorrido de esta muestra que puede visitarse en el Instituto de de México en Madrid.
La muestra contiene también el documental Visa al paraíso, de Liillian Liberman, en el que relata esta historia y la de muchos otros casos en los que Bosques permitió a otros perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial salir de Francia rumbo a México. Muchas veces ya a través de Marruecos. Por eso Bosques, cuando ya se cerraron ambos castillos –Reynard en noviembre de 1941 y Montgrand en noviembre de 1942- sugirió al presidente mexicano Manuel Ávila Camacho la idea de romper relaciones con el país galo. Sucedió cuando él mismo estaba ya sufriendo un acoso insoportable que terminó con él, su familia y el resto de la delegación diplomática confinados 13 meses en arresto domicilario en Bad Godesberg, Alemania.
Las lecciones en estos tiempos en los que otra forma de violencia se ha apoderado del mundo, en un momento en que los españoles vuelven a hacer las maletas hacia el país que acogió a sus abuelos hace 75 años, están claras para Capella. “Debe servir para aprender a abordar los problemas de las migraciones y los exilios que en este mundo de hoy está a la orden del día y cada vez son más lacerantes; esas migraciones humanas ante las que no podemos mirar a otro lado”. Como no lo hicieron Gilberto Bosques y los suyos.
Dibujo de Rafael Ferrer Rialgo, internado en el campo de Saint Cyprien, enviado al embajador de México en Francia. |
Las lecciones en estos tiempos en los que otra forma de violencia se ha apoderado del mundo, en un momento en que los españoles vuelven a hacer las maletas hacia el país que acogió a sus abuelos hace 75 años, están claras para Capella. “Debe servir para aprender a abordar los problemas de las migraciones y los exilios que en este mundo de hoy está a la orden del día y cada vez son más lacerantes; esas migraciones humanas ante las que no podemos mirar a otro lado”. Como no lo hicieron Gilberto Bosques y los suyos.
Fuente: Nota el País por Daniel Verdú Palay